lunes, 24 de octubre de 2011

Metro 2033.


METRO 2033
Dmítri Alekséievich Glujóvski 
Timún Más
 ISBN: 978-84-480-3980-6.


Biografía

Glukhovsky publicó su primera novela, Metro 2033, en 2002, en su propia página web y permitió el acceso libre a cualquier lector. La novela ha acabado convirtiéndose en un experimento interactivo, atrayendo a miles de lectores. Glukhovsky es famoso en Rusia por sus novelas "Metro 2033" y "Esta oscureciendo". También es autor de una tira cómica, "Historia de la Madre Patria", en la que critica la Rusia de hoy.

Como periodista, Dmitry Glukhovsky ha trabajado para EuroNews TV en Francia, Deutsche Welle, y RT. En 2008 y 2009 trabajó en la radio, y escribe columnas para el Harper's Bazaar, l'Officiel y Playboy.

Ha vivido en Israel, donde cursó sus estudios, Alemania y Francia, y habla inglés, francés, alemán, hebreo y español, aparte de su ruso nativo.

Bibliografía.

- Metro 2033 por Dmitry Glukhovsky. Timun mas, 2009. 544 pag. ISBN: 978-84-480-3980-6.

- Metro 2034 por Dmitry Glukhovsky. Timun mas, 2010. 370 p. ISBN: 978-84-480-3981-3.

- Dmitri Glukhovsky. Sumerki: Crepúsculo. Timun Mas, 2011. 331 p. ISBN: 9788448044657.



Contexto.

 La historia de la confección de la obra  Metro 2033, es cuando menos, curiosa. El autor, tras escribir la misma y verse decepcionado por el hecho de que ninguna de las editoriales con las que contactaba quería publicársela, decidió autoproducirse, y fue publicando la misma, capítulo por capítulo en su propia página web. Así fue como, los rumores y habladurías de esta obra surcaron la red cual cometas fugaces y como, cualquier persona que se preciara de entender algo  de ciencia ficción tenía que reconocer, bajo amenaza de dar la imagen de ser algo menos friki, que la había leído o que, por lo menos, sabía de qué iba.

Finalmente, toda esta publicidad gratuita dio sus frutos y, aquí en España, fue distribuida por Timun Mas ( qué haríamos los asiduos de las lecturas raras sin ésta editorial).

Sinopsis


Estamos en el año 2033. Tras una guerra devastadora, amplias zonas del mundo han quedado sepultadas bajo escombros y cenizas. También Moscú se ha transformado en una ciudad fantasma. Los supervivientes se han refugiado bajo tierra, en la red de metro, y han creado allí una nueva civilización.

Este libro narra las aventuras del joven Artjom, un muchacho que abandona la estación de metro donde ha pasado buena parte de su vida para tratar de proteger a la red entera contra una siniestra amenaza. Porque estos últimos hombres no están solos en el subsuelo… 

***

 Han pasado varios años tras la última guerra nuclear. Los hombres se han visto obligados a esconderse y a vivir bajo tierra, siendo la superficie un lugar inhabitable en el cual han proliferado los mutantes y otras bestias, y donde el ser humano ya no es bienvenido.

Debido a las anteriores circunstancias, el ser humano, dado su afán de supervivencia, ha creado una nueva civilización, una nueva forma de vida y modos de relacionarse, basándose en los recuerdos y en las civilizaciones clásicas y luchando por hacerse un hueco en este nuevo mundo, ayudándose de los restos del viejo.

Ocupando las diferentes estaciones del Metro de Moscú han surgido numerosas ciudades-estado, con su respectiva organización y funcionamiento, y con sus peculiaridades relaciones con las otras estaciones de Metro.

En dichas circunstancias, Artyom, nuestro protagonista, se  verá obligado a abandonar su estación y a vagar por los innumerables túneles y estaciones existentes en el metro, con el fin de cumplir con la misión que le han encomendado.

           
 Valoración Crítica.

Cuando nos ponemos a hablar de este libro pasa una cosa curiosa. Si alguien nos preguntara ¿de qué va?, no le soltaríamos el rollo que he reflejado en párrafos anteriores, diríamos que Metro 2033  se desarrolla en un mundo post apocalíptico, en el que hay mutantes, y criaturas terroríficas que atacan las estaciones, y que el ser humano se ve obligado a hacer incursiones en su propio y destruido mundo...y nuestro interlocutor diría: joder, qué guapo¡¡¡.

Ahí es donde radica el éxito y el fracaso de esta novela. A los amantes de la ciencia ficción, cuando nos hablas de guerra nuclear, mundo post apocalíptico y mutantes, empieza a picarnos la punta de los dedos y no vemos el momento de abrir ese libro. Metro 2033 tenía todos los ingredientes para hacer un buen cocido, pero al final, el autor se lió con  el proceso de elaboración.

La calidad de la narración es intermitente. Da la sensación que Metro 2033 es una historia de historias. Las típicas historias que, todos los que en algún momento nos hemos planteado escribir una novela, tenemos por ahí esparcidas. Da la sensación que el autor realizó varias historias independientes sobre las diferentes estaciones de Metro y luego buscó un nexo común para enlazarlas todas. Es por ello que algunos de los capítulos están escritos magistralmente, y como historia independiente dejan un gran sabor de boca, mientras que otros son tan tediosos como inútiles e insustanciales,  lo que rompe el ritmo de narración y te hace plantearte si no estarás tirando tu tiempo a la basura.

No obstante, y esto sí que hay reconocérselo al autor, éste ha sabido recrear perfectamente ese mundo post apocalíptico. Apenas llevemos unas pocas páginas leídas y vayamos avanzando en la historia, ya nos habremos familiarizado con lo que ha pasado, con lo que ha quedado, con la organización de la vida en el Metro, y con las carencias y lujos con los que contaban. En este sentido, y si no fuera por lo tedioso del contenido en algunas secciones, podríamos decir que el libro hace que te creas que estás en el Metro, incluso que llegues a pasar miedo.

Por su parte los personajes o bien adolecen de ser arquetípicos, o bien  de ser planos e insustanciales como el propio Metro. La mayoría de ellos están ahí para que el protagonista principal pueda avanzar en la historia, son insulsos, insustanciales, y de hecho, a las pocas páginas hacen que te hayas olvidado hasta del nombre del personaje ( igual también contribuye a ésto el hecho de que sean nombres en ruso). Solo destacan el propio protagonista, el cual en muchas ocasiones da muestras de tener una personalidad bipolar, y quizás alguno de los Stalkers.

El argumento en sí no es nada que no hayamos visto ya. El elegido de turno tiene que sufrir las mil perrerías para salvar a la humanidad, o al menos lo que queda de ella. Y esto no sería un problema si estuviera bien contado. El problema viene en el hecho de que la obra se compone de numerosas historias y que dichas historias no están bien entrelazadas, falla la argamasa que compone el conjunto y que nos hace, en muchas ocasiones, desistir de la lectura.

Si a todo ello le sumamos el fallido intento del autor  de mostrarnos una progresión moral y mental del protagonista, mediante el contacto de éste con los distintos regímenes establecidos en el Metro ( fascistas, comunistas, estalinistas, ateos, bárbaros...), y la repetición y devaneo mental hasta la saciedad  que se hace el propio protagonista, acerca de los errores y aciertos de la humanidad, y la bondad y la maldad de las acciones del ser humano, tendremos una obra que, en demasiadas ocasiones, se nos hace infumable. Como dato anecdótico os diré que, cuando Artyom llega a la estación de los fascistas, tuve que cerrar el libro y me planteé muy seriamente no seguir adelante.

En conclusión, he de manifestar que, lo que más me duele de este libro es que podría haber sido grandioso. Tiene todos los elementos para destacar sobre el resto, tiene momentos magistrales, te hace sentir lo que es estar en el Metro de Moscú en esa época post apocalíptica, pero ese metro está tan vacío, sus habitantes son tan planos, lo que pasa es tan poco interesante, o lo poco interesante que hay no se desarrolla, que cualquiera de las otras virtudes que pudiéramos destacar queda nublada por esa persistente carencia de argumento. Mucho tiempo tendrá que pasar para que me plantee la lectura  de Metro 2034. 

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